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José Guerrero

Conozca la historia del hombre que está detrás de la tradicional Avena Cubana de Cúcuta.

El tradicional carrito estacionado en una esquina del centro y que muchos cucuteños recordarán, donde vendían su deliciosa avena cubana Doña Nelly Murillo y su hijo, José Kennedy Guerrero, no fue comprado para ese fin. La llegada de la avena cubana a la ciudad, fue más bien un golpe circunstancial del destino, ya que Doña Nelly Murillo fue atraída a la ciudad por el comercio fronterizo de gasolina.

Con entusiasmo, José Kennedy Guerrero, quién está ahora detrás del éxito de la avena Cubana en Cúcuta, cuenta la anécdota sobre el origen del carrito donde vendían la avena: “Mi mamá adquirió el carrito para vender ACPM en Cúcuta y como las pimpinas no cabían ahí, le tocó dejar el carrito guardado.”  

La familia de José Guerrero es tolimense, sin embargo, él es cucuteño. En la ciudad, muchos lo conocen como John: "Desde el colegio me apodaron John, porque mi segundo nombre es Kennedy" cuenta José Kennedy Guerrero. Tiene 48 años, cuatro años menos que el tiempo que lleva el negocio familiar en la ciudad, está casado y tiene dos niños: uno de siete y otro de tres. Su esposa trabaja con él en el local y el menor de sus hijos los acompaña a atender a los clientes.

 

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Dice que se dedica al negocio familiar desde los 14 años. Terminado el bachillerato, quiso estudiar medicina, pero el negocio ocupó toda su atención y su tiempo, y como estaban creciendo, decidió aprender de éste, para tomar las riendas cuando su mamá no pudiera hacerlo.

Desde hace cuatro años, dejaron atrás el carrito y se trasladaron a un local en el mismo punto, para atender mejor a los cucuteños y hace dos meses, cambiaron de establecimiento por uno más amplio.  

¿De dónde viene la receta de su avena cubana?

En mi familia rescatamos la receta de avena que se prepara en el Venadillo, Tolima. Mi mamá la vendía con mis tías en el parque del pueblo, había muchos puestos de venta de pasteles y avena.

¿y cómo llegó la receta a Cúcuta?

Ya estando establecidos en Cúcuta, mi mamá decidió que podíamos traer el negocio que tenían en venadillo. El carrito que estaba guardado, ocupando espacio, fue adecuado como un carrito para comida, y salieron a vender avena y pasteles. Eso fue en 1964, yo todavía no había nacido.

¿Se expandió la receta a otras ciudades?

Sí, en Bucaramanga un hermano tiene un puesto pequeño donde vende avena cubana. Otro hermano tiene su punto de avena en Girardot.

Los días de José Guerrero inician a las 3:30 de la mañana. A esa hora se levanta para ir a comprar los ingredientes de los pasteles, le gustan que sean muy frescos para que den un mejor sabor, luego se dispone a preparar la avena. A las 7 de la mañana, ya está listo para atender a la clientela en su negocio en la avenida sexta del centro. De 5 a 6 de la tarde, cierran y a las 7 de la noche, empieza a alistar los insumos para la avena del día siguiente.

Cuenta que prepara alrededor de 160 litros de avena cubana diarios, que son para surtir tres puntos: la principal en la avenida sexta, y dos puntos más pequeños, uno en los Pinos y otro en un heladería en La Canasta que les pertenecen a una hermana.

En la fábrica tiene 16 empleados que preparan aproximadamente 2000 pasteles, de 22 clases, todos los días para los tres puntos. Allí son supervisados por su madre y la jornada de trabajo también inicia a las 3:30 am. Según él, los más vendidos son los de arveja, pollo con champiñones, garbanzo, huevo de codorniz y jamón-queso. 

Además de preparar la avena cubana, a José Guerrero le gusta cocinarle a sus hijos, se las ingenia para que las preparaciones sean saludables y deliciosas. Está muy pendiente de que los niños no coman por fuera de casa, y si es así, que no coman en cualquier lugar. “En el negocio y en mi casa, yo soy muy higiénico con la comida, pero no toda la gente es así. Hay muchos establecimientos que no cumplen con los estándares sanitarios, y hoy en día es muy fácil que la comida se contagie de salmonella y esto causa intoxicaciones” comenta el cucuteño.  

 

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¿Cuál es el día más concurrido en la Avena Cubana?

El domingo. Nosotros atendemos de 7 de la mañana a 1 pm ese día. Algunos vienen a comer acá, pero la mayoría vienen desde muy temprano con sus jarras a llevar avena para el desayuno en la casa.

Y los demás días ¿visita mucha gente el negocio?

Siempre está lleno. Está abierto de 7 de la mañana a 6 de la tarde de lunes a sábado. Muchos vienen a comprar la avena y el pastel, y lo piden para llevar. Otros piden domicilios. También nos piden pasteles y avenas para eventos por encargo. Incluso, tengo un amigo médico en Medellín que solicita el pedido cuando tiene algún taller. Yo lo mando por encomienda muy tempranito, para que a mediodía ya esté allá.

La gente dice que ustedes venden la avena cubana más rica de la ciudad, ¿qué la hace tan rica?

La receta de nosotros es distinta a las avenas que se sirven acá. Esta avena está preparada a base de leche pura, los demás ingredientes le dan un sabor único.

¿Qué cree usted que hace tan exitoso su negocio?

En primer lugar el producto, nuestra receta es deliciosa; lo segundo es la atención al cliente, puede que en algún sitio vendan comida rica, pero si la gente recibe mala atención, no vuelve. Además, el higiene, enseño a mis empleados a que sean muy limpios. Ofrecemos un producto delicioso, que es preparado cuidadosamente y atendemos bien. Hemos fidelizado los clientes así. 

¿Qué le espera a la Avena Cubana en Cúcuta?

Quiero que crezcamos más. Esto es un legado familiar, mis hijos están pequeños, pero cuando crezcan quiero enseñarles los secretos de la avena. Me gustaría tener 3 puntos grandes acá, consolidados, para expandir mi negocio a otra ciudad. Bucaramanga, por ejemplo, para apoyar a mi hermano, ampliar ese puesto y crear otros puntos en la ciudad.

Por: Heidy Espinosa 

 

Melanie Amaya

 

 

Con tan solo 23 años, Melanie ya es dueña de su propio restaurante y empieza a ascender en su carrera profesional. Esta cucuteña es una mujer soñadora y dulce, que habla con pasión de la cocina y el futuro como chef que empezó a construir desde su paso por el reality MasterChef.  

Actualmente estudia cocina en Cúcuta y a mitad de este año emprenderá un nuevo reto haciendo sus prácticas en Bogotá, en el restaurante de su mentor y juez de MasterChef, Jorge Rausch. “El crecimiento profesional es impresionante. Cocinar es algo que amo hacer, ahora es además mi profesión. MasterChef fue una escuela única, creo que el 70% de mi conocimiento lo adquirí allá” comenta.

Después del concurso ¿cómo ha sido la relación con sus excompañeros de MasterChef?

La relación sigue intacta. Nos conectamos por redes sociales, tenemos un grupo en whatsapp y todo el tiempo nos estamos actualizando y compartiendo información que nos parece importante.

 

¿Ha contemplado crear un proyecto a futuro con alguno de ellos?

Tengo un proyecto con María Luisa, pero no se ha concretado nada, porque ella está en Medellín muy pendiente de su cocina-taller y yo estoy aquí pendiente del restaurante ya que salir a flote no es nada fácil.

 

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Melanie se refiere a Atimar, que significa “Aire, tierra y Mar”, el restaurante que abrió en el centro comercial Bolívar y que ofrece en su carta pescados, carnes y pollo. “Mi comida favorita es la de mar, pero oye, aquí también puedes encontrar de todo” dice.  

Su plato favorito es la cazuela de mariscos y aunque la prepara a menudo, afirma que le gusta la sensación que le produce el sabor en su paladar, así que no se aburre. De los platos que ofrece la carta, recomienda la receta Parrilla, Mar y Tierra, que contiene pulpo al grill, camarones al ajillo y pechuga de pollo.

 

¿Recibió asesoría para planear el menú de Atimar?

“Mi chef guía ha sido Jorge Rausch, quien ha estado muy pendiente de todo el proceso que es mi cocina. Es un lazo que se estrechó después de mi paso por el concurso, admiro profundamente a Jorge y ha sido mi tutor todo este tiempo. Cuando voy a innovar la carta lo consulto con él.  

El restaurante abrió al público en agosto de 2015. Es cálido y acogedor, en su fachada tiene la marca MasterChef y en el interior, su delantal del reality.  “Tengo el delantal puesto allí porque es mi insignia, mi paso por el concurso es lo que me ha dado reconocimiento, es de donde vengo” sostiene la cucuteña.  

La joven considera que la acogida de su restaurante ha sido buena, los comensales que lo visitan quedan satisfechos con sus propuestas culinarias y vuelven;  sin embargo,  Melanie está consciente de que hace falta visibilizarse.

El principal obstáculo, según ella, ha sido la ubicación. “Un funcionario público que visita a menudo mi restaurante me decía que si no le hubiesen recomendado el sitio, no lo hubiera conocido. Porque cuando uno piensa en visitar un restaurante, de inmediato se viene a la mente el barrio Caobos o El Malecón,  y no en buscar un restaurante en el centro comercial Bolívar” explica.

 

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¿Y entonces por qué escogió este lugar?

Realmente fue por el local. Quería una cocina amplia, donde pudiera experimentar, donde me sintiese a gusto, porque es como mi propio laboratorio, y este lugar cumple con esas características, me gustó mucho.

 

¿Cómo se siente en este nuevo rol, ahora al mando de la cocina?

Me encanta. Es una cosa que yo digo: estoy cansada, pero no importa. Además, cuento con el apoyo de mi equipo y estamos siempre tratando de proponer nuevas ideas.

 

¿Qué espera del restaurante en el 2016?

Posicionamiento del restaurante en la ciudad, para poder traer nuevas ideas a Cúcuta. Con las prácticas desde junio en el restaurante de Rausch, quedará a cargo mi sub-chef y estaré viniendo, para estar pendiente de todo el proceso.

 

¿Ha pensado en proyectos gastronómicos en otras ciudades?

Sí, lo he pensado. Me encanta Santa Marta y la considero una excelente plaza, pero en este momento no. Por ahora quiero seguir estudiando, este año me gradúo y quiero dominar nuevas técnicas.

 

Las recomendaciones de Melanie Amaya        

Para los principiantes: Creo que todos en la cocina nos inauguramos con las pastas. Me parece que a todo el mundo le gustan las pastas y son fáciles de hacer. Una pasta alfredo, por ejemplo, ya que es una preparación muy sencilla y es deliciosa.

Mitos sobre el pescado: Hay demasiados mitos alrededor de su preparación y esas cosas entorpecen las recetas. Ella cita un ejemplo: Dejan el pescado friéndose una eternidad en el sartén, para que quede bien frito y cuando lo sacan está sobre cocido, aunque lo comamos así, ya ha perdido sabor y textura.

No le gusta el pescado frito. Melanie lo prefiere a la plancha, al vapor o al horno. Según ella, en este tipo de cocciones se conserva mejor el sabor. Considera que el pescado es exquisito y no necesita muchos aderezos. “Aprendí que en cocina menos siempre es más. A un filete de salmón a la plancha para que quede delicioso solo se le agrega algo básico como un poco de sal, ajo y pimienta”.

Acompañante perfecto: Me inclino por los vinos espumosos, blancos o rosados, para acompañar el pescado o para saltear un filete de pescado a la plancha. Pienso que su sabor compacta de manera agradable con esta especialidad gastronómica.

Comprar el pescado: Cometemos un error muy común y es comprar el pescado barato. Yo creo que no hay que mirar precios, el pescado es un poco costoso, pero vale la pena. Definitivamente, la manera de reconocer el pescado es por su precio.

 

Yasmín Torres

La nortesantandereana cuenta su experiencia en el restaurante típico La Mazorca. 

Esta chef cucuteña siente pasión por la cocina en todo su proceso. Desde pensar el plato, escoger los ingredientes con cuidado, su preparación y lo que viene luego de terminar de cocinar: recoger el desorden. No le incomoda lavar las ollas; tampoco pelar papas, plátanos o yucas. Dice que con los años ha aprendido que si uno realmente ama cocinar, no le disgusta lavar los platos sucios. Esa es la filosofía que le inculca a sus pupilos que egresan del Sena.

Desde muy joven, Yasmín Torres, que viene de Durania, eligió Cúcuta para cumplir su sueño de estudiar cocina: “Mis tías me motivaron para que viniera a la ciudad a estudiar en el Sena y llegué aquí sin tener nada, a vivir con ellas”, cuenta la chef.

Sus dos pasiones son la cocina y sus dos hijos, de 19 y 3 años, a ellos les dedica todo. Aunque gran parte del día lo dedica al fogón, cuando llega a la casa toda su atención es para su familia.

Tiene una pasión secreta: si no pudiera deleitarse en la cocina, sería enfermera. “No le tengo pavor a la sangre, yo soy la que cura a mis compañeros cuando se cortan o se accidentan en la cocina, sé que me hubiera gustado ser enfermera” agrega la nortesantandereana.

Lleva 20 años de trayectoria profesional y su experiencia se ha centrado en 'La Mazorca', restaurante de tradición cucuteña donde inició sus prácticas: “Me fue bien en la pasantía, en aquel entonces eran temporadas altas, cuando terminé me dijeron que me llamaban, empecé a cubrir turnos algunos días, a ellos les gustó mi trabajo y así inicié” relata la chef.

 

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¿Por qué se inclinó por la comida típica?

Mientras estudiaba no lo había contemplado. Cuando salí a prácticas tuve que escoger un lugar con horarios diurnos, siempre he sido muy casera y en mi casa no se me permitía salir en la noche, entre las opciones estaba 'La Mazorca', me presenté y me gustó.

¿Tiene otra especialidad gastronómica que le quite el sueño?

Me gusta mucho la repostería, pero al igual que la comida típica, hay que disponer de mucho tiempo y esfuerzo, así que no puedo dedicarme a ambas cosas.  

 

¿Cómo ha sido su experiencia con 'La Mazorca'?

Esto ha sido todo para mí. Cuando entré a La Mazorca estaba soltera, no tenía nada. Ahora tengo mis dos hijos y mi casa propia. Prácticamente mi vida gira en torno a este restaurante, ha sido mi escuela de aprendizaje; además de mi experiencia en cocina, he aprendido a saber administrar los ingredientes, a hacerlos rendir usándolos correctamente para que den el sabor esperado.

 

¿Cuál es su plato de comida típica preferido?

Todos. Los 5 o 6 que preparo me parecen espectaculares. Lo más rico es que yo los cocine y que el cliente se los coma. No es necesario que el cliente diga algo, solamente que los platos pasen limpios, no hay gratitud más grande que esa. En la cocina como en todos los oficios, se trata de hacerlo con amor, esa es la clave para que las cosas queden bien hechas.  

En el fogón de su casa a Yasmín le gusta preparar pescados y pastas. Ella reconoce que la comida típica colombiana es una especialidad gastronómica complicada, ya que requiere de muchos ingredientes y mucha atención en la preparación. Sin embargo, insiste que si se hace con amor, el resultado siempre es delicioso.

 

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¿Qué le cambiaría a la comida tradicional?

No le cambiaría nada, pero si me gustaría regresar a las raíces. Estamos acostumbrados a usar condimentos artificiales y olvidamos los condimentos naturales, por ejemplo, ya no hacemos un achiote, no tostamos una pimienta, no molemos un comino.

 

¿Cómo se puede combinar lo tradicional con la cocina moderna?

Conservando la esencia de la cocina tradicional, se pueden variar las presentaciones de los productos, siempre y cuando se mantengan los ingredientes. Por ejemplo, un cabrito acompañado de palitos de yuca a la francesa. Pero yuca de la que hay que pelar y hacer, no de la que viene molida y precocida.

 

¿Qué representa el maíz en nuestra cocina típica?

El maíz es uno de los alimentos principales en la comida típica, es versátil y se ha adaptado a múltiples preparaciones. Es un ingrediente central para la mayoría de platos típicos: la usamos para las sopas, arepas, bollos, etc.

 

¿Cómo escoger una buena mazorca?

Hay que abrirla e inspeccionarla. Con un cuchillo o un tenedor se puede pinchar, si sale leche (aguita blanca) está en su punto. Tienen que verse los granos maduros porque hay unas que salen pura tusa. Esas mazorcas se llaman sorocho porque están entre seco y fresco, son ideales para hacer arepas o prepararlas asadas, pero no para un sancocho o un ajiaco.   

 

Sobre la comida típica

La clave: “Hay que ir probando mientras agregamos todos los ingredientes, pese a que la cocina tradicional es compleja, experimentando se aprende”.

Los complementos: “Un sancocho o un cabrito no son lo mismo sin el arrocito, la papa o la yuca”.

El plato de los cucuteños: “El cabrito es el plato de los santanderes, aunque aquí comemos otras platos referencia del país”.

El toque especial: “La comida típica es muy hogareña, nos recuerda la sazón de nuestras madres y abuelas, nuestras raíces, de una u otra manera crecimos con ella, eso la hace deliciosa”.  

Por: Heidy Espinosa 

Sergi Arola

El prestigioso chef está al frente del diseño de una serie de restaurantes en la torre Bacatá, en Bogotá. 

Sergi Arola (Barcelona, 1968) toma en sus manos un diseño de lo que será la ambiciosa torre Bacatá, en pleno centro de Bogotá. La parte más alta (los dos últimos pisos), explica, será su restaurante, Arola. Un poco más abajo, en el piso 58, habrá una coctelería de alta gama. Después señala el tercer piso: allí habrá un food cart –una especie de mercado con numerosas cartas de comida rápida definidas por ingredientes específicos, inspirado en lugares como el Chelsea Market, de Nueva York, y el Mercado de San Miguel, en Madrid–. Y en el primer piso, una oferta de comida de calle. Todo tendrá su sello, respaldado por su experiencia en el mundo de la alta cocina.

Aunque no es el primer chef español con estrellas Michelin que desembarca con sus recetas en el país, este catalán niega haber venido como parte de una ola. “Lo que haré aquí no es una banderita más en mi portafolio de restaurantes”, dice.

Arola, que ha abierto –y también cerrado– restaurantes en varias ciudades del mundo, desde Estambul hasta Santiago de Chile, pasando por Madrid y Abu Dabi, estará al frente de 14 conceptos.

“Aquí no se trata de un chef español que vino a abrir un lugar en la capital. Vengo a desarrollar la gastronomía de un espacio llamado a ser el centro neurálgico de la vida en Bogotá durante la próxima generación”, afirma el famoso cocinero en esta entrevista.

 

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¿Cómo será el proyecto?

En la cobertura van dos plantas del restaurante Arola, gastronómico, de tapas revisadas que me han hecho famoso. En la planta 58 estará 58 by Sergi Arola, coctelería fine dining. Diseñamos un coctel que registraremos como 100 por ciento colombiano.

En el tercer piso habrá 11 espacios de comidas, en la parte del centro comercial (la torre destinará sus tres primeros pisos a espacios comerciales) habrá marcas reconocidas y nuestro food cart, un mercado donde hemos creado cartas a partir de productos (huevo, pollo, guisos típicos, frutas, etcétera). Y en la calle, sobre la (carrera) quinta, habrá un espacio inspirado en el fast food de Asia. Comerás por el equivalente a tres dólares abajo y por 130 arriba.

¿Y el ‘food cart’?

Tengo un sitio donde voy a vender huevos y cosas hechas por los campesinos. Un espacio para la venta de arroces, otro para bocadillos (sándwiches), y todo hará parte de una unidad. Debo conocer al menos 150 food carts en el mundo. Para definir la oferta he evaluado con colaboradores locales lo que quiere la gente. Será un espacio dinámico.

La torre estará ubicada en la calle 20 de Bogotá

 

Dice que este es el proyecto más importante de su carrera. ¿Qué otros hitos hay en ella?

Muchos. Desde mi paso por las cocinas de Ferran Adrià y Pierre Gagnaire a otros no menos importantes, como la decisión de vivir en Madrid (1997), la primera estrella Michelin (1998), las dos estrellas cuando cambié de local en el 2000, el nacimiento de mis hijas…

Ya tenía un prestigio en España. ¿Qué lo motivó a exportar su cocina?

Fue una opción casi de supervivencia: tenía un restaurante gastronómico en Madrid, monté una segunda casa más informal en Barcelona y un restaurante nuevo en el 2007, pero vino la crisis. Tuve que buscarme la vida para sacar adelante el proyecto que había puesto en marcha. Así que lo que en un momento fue una necesidad se convirtió en una manera de vivir.

¿Cuál fue su propuesta base?

Un restaurante gastronómico, muy decimonónico, inspirado en sitios como Arpege, de Alain Passard. No soy nada molecular. De hecho, soy antimolecular. No creo nada en esa cocina o en su abuso. Soy más amigo de la tradición y del nuevo clasicismo en el planteamiento de un restaurante.

 

¿Por qué no cree en la cocina molecular?

No transmite confort, y la cocina tiene que transmitir confort, calidez y cariño por encima de todo. Dudo que el exceso de tecnología en nuestras vidas transmita cariño. Fui parte de esa revolución porque trabajé con Adrià y he visto la cara y la cruz. El abuso lleva a una cocina que no me interesa.

 

Volviendo a su cocina, le apuesta a ser clásico…

Tarde o temprano se impondrá cierto neoclasicismo. En mi restaurante tiendo a recuperar recetas de la cocina francesa de los 70 y 80 que hoy parecen salidas del inframundo o de la Edad de Piedra. Hablo de platos que eran mágicos cuando empecé, como una típica barigoule de alcachofas. Es una vuelta a la cocina de los 70 con cierta actualización, sin perversión tecnológica del plato.

 

Así ha hecho platos emblemáticos…

El público recuerda unas patatas bravas o las sardinas rellenas de huevo o de arenque con tomates marinados. Son íconos en mi carrera, pero no tengo exceso de empatía con ellas, solo cumplen una función, están un tiempo y pasan.

 

¿Cuál ha sido su filosofía de cocina?

En tanto sea capaz de hacer felices a otros me siento realizado en mi trabajo, y eso trasciende las estrellas Michelin y los premios, es algo conmigo mismo.

 

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¿Qué pasa si a alguien no le gusta la comida o el sitio?

Simplemente, hago mi trabajo. El público interesado en la gastronomía es transversal, tiene sensibilidad. No creo en alguien que me diga que tiene sensibilidad para la poesía y la pintura pero que no le gusta comer. Quien es sensible para la poesía lo es para todo. Lo demás es una actitud snob. En ese sentido, el público gastronómico es muy transversal. Hay menos diferencias de las que puedes imaginar entre el colombiano al que le gusta comer y el chino.

 

¿Cuándo estará lista su oferta en Bacatá?

Este año. Un proyecto de la complejidad, la dimensión y la importancia de este no merece ser coronado por las prisas. Vendré cada mes y medio, y la persona que estará al frente del restaurante Arola y la coctelería 58 es mi hermano.

 

¿Qué opina de la frase ‘un chef tiene que estar en su restaurante’?

No conozco ningún restaurante donde el chef esté solo y sea botones, camarero, ayudante y dueño. Todo es trabajo en equipo. Échame a mí la culpa si no elijo bien al cocinero o si la comida no sale bien, y haré lo que tenga que hacer. Del mismo modo, el mérito es mío y del equipo si la elección de productos para el food cart está bien. Llevamos casi dos meses desarrollando la oferta de comida de calle porque para mí es más importante lo que voy a dar por tres dólares que lo que daré por 130.

 

¿Qué tan difícil ha sido conseguir proveedores en Colombia?

No más complicado que conseguirlos en Bombay, Estambul o São Paulo. Es más difícil cocinar en Estambul, donde tengo restricciones como el cerdo y el alcohol, que son de peso para un cocinero español. En Bogotá, la restricción es el producto que encuentras, y muchas veces es cuestión de darle un poquito más de mimo.

 

*Por: El Tiempo

Paulina Abascal

Su interés por la pastelería lo tiene desde los 11 años. Conduce el programa de elgourmet 'Hogar dulce hogar'. 

En el mundo de la pastelería se necesita mucha pasión, dedicación y cariño hacia lo que se hace. Esto lo demuestra Paulina Abascal en “Dulces detalles”, el nuevo programa del canal Elgourmet que se estrena este lunes 15 de agosto a las 2:00 pm. 

En la nueva serie de elgourmet, la reconocida chef y repostera Abascal enseñará que para una buena mesa dulce, no hace falta realizar grandes pasteles. Las mini cakes más lindas y deliciosas estarán a cargo de la mejor pastelera de México. 

Su interés por la pastelería lo tiene desde los 11 años, cuando la atraía el olor a vainilla con el que su abuela perfumaba cada una de sus creaciones; fue por eso que, tras lograr su licenciatura en Hotelería, decidió perfeccionar las técnicas de chocolatería, pastelería y azúcar durante sus viajes a Francia, Bélgica y España.

Con los secretos de la repostería europea bajo sus mangas y sin abandonar los toques mágicos de la cocina mexicana, Paulina encontró su receta del éxito en 2006, cuando ganó un casting convocado por el canal de televisión El Gourmet. Desde entonces se convirtió en embajadora de la repostería de su país y la gran aliada de las amas de casas y las amantes de la cocina en América Latina y Estados Unidos, donde también la sintonizan.

Su trabajo la ha llenado de importantes reconocimientos internacionales: en 2008 ingresó a la célebre Academia Culinaria de Francia, convirtiéndose en la única chef pastelera en obtener el galardón y en ese mismo año recibió también el Premio a la Excelencia Universal, distinción entregada a empresas como: Casa Chanel y Cartier; así como a figuras de la vida pública de la talla del Rey Juan Carlos de España, Luciano Pavarotti y Pablo Picasso, entre otros.

Además, es una de las exclusivas reposteras de la oficina de Presidencia de México y ha endulzado paladares como el del reconocido magnate mexicano Carlos Slim y el el Papa Benedicto XVI.

 

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En la actualidad no solo está dedicada a fabricar deliciosas tentaciones desde su boutique de postres (ubicada en la capital mexicana), sino que también se muestra entusiasmada en poder ofrecer a diario sus #DulcesTips a sus más de 61 mil seguidores en su cuenta en Twitter @Paulina_Abascal.

¿Quién es Paulina Abascal? 
Una chef pastelera de profesión, mamá de dos niños de 10 y 14 años y amante de la gastronomía, pastelería, moda, vinos y viajes.

¿Qué caracteriza a la pastelería mexicana del resto del mundo?
La pastelería mexicana tiene muchas mezclas de la francesa e influencia española. Los mexicanos somos muy dulceros y pasteleros así que hay mucha variedad de postres y dulces muy diferentes y típicos de cada región.

 

¿Cuál fue su primer postre? 
Los primeros fueron los típicos hechos con harina de hotcakes y, ya como profesional, un pastel para 100 personas para celebrar el cumpleaños número 80 de mi abuela.

 

¿Alguna personalidad a la que quiera cocinarle?
Me encantaría cocinarle al Papa Francisco.

 

¿Algún postre que esté de moda por estos días?
Todos los que tengan que ver con la canela, el jengibre, las especias,las galletas y buñuelos. En mi sitio web www.paulinabascal.com encontrarán las recetas. También comparto truquitos en mis redes sociales.

 

¿Cuál es el postre universal para usted? 
El Creme Brulée. Es un típico postre francés a base de yemas y vaina de vainilla. Una crema muy suave y untuosa con caramelo crocante por encima.

 

 

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Ha hecho especializaciones en Francia, Bélgica y España, ¿qué aprendió de la cocina de cada país?
La pastelería francesa tiene las mejores bases; Bélgica, el chocolate, y España, la novedad.

 

¿Qué se siente ser considerada una de los 10 chefs más importantes de México?
Soy feliz pero, al mismo tiempo, muy responsable de lo que hay que hacer a favor de México y por México.

 

Consejos para las amas de casa
El consejo que yo doy es que siempre tengan a la mano ingredientes básicos para cocinar postres y que empiecen con recetas fáciles que ellas puedan ir dominando, porque si comienzan con las recetas complicadas y no les queda bien eso les genera frustración.

 

*Por: El Colombiano

Jonathan Pérez

El chef llevaba sus conocimientos a las comunidades vulnerables de la ciudad.

El gremio gastronómico de Norte de Santander está de luto, debido al trágico fallecimiento del Jonathan Pérez, quien se desempeñaba como instructor del Sena y docente de la escuela de cocina Amalthea.

Vegetariano y promotor de las recetas basadas en frutas y vegetales con poca cocción, Pérez colaboró en diversas oportunidades en nuestro portal, a través de la enseñanza de sencillas recetas de cocina. 

Como reseñó el Diario La Opinión,  el cocinero murió en la mañana de este martes 11 dejulio, luego de sufrir un accidente de tránsito en la vía Pamplona-Cúcuta.

A continuación, le presentamos esta entrevista que publicamos el 11 de marzo de 2016

A este chef amante de la comida vegetariana le apasiona enseñar, especialmente en las comunidades vulnerables donde "no todos los días tienen para comprar carne". Pues resulta interesante cocinar, con ingredientes naturales, platos de alta cocina a un costo muy bajo.

Desde niño su mamá le enseñó el amor por la naturaleza y a ella le debe su gran respeto por la vida animal. Partiendo de ese cariño despertó su curiosidad por aprender a crear con vegetales, frutas, legumbres y semillas, platos saludables y económicos.

Para él, una alimentación sana va de la mano del amor, por eso antes de iniciar cualquier curso va enseñando pacientemente a sus estudiantes, en su mayoría mujeres madres cabeza de hogar, la importancia de conservar el oxígeno en los alimentos, sin maltratarlos o sobre-cocinarlos. "Esa es la vida, ahí están los nutrientes", asegura.

Este instructor del Sena, que también trabaja como docente en la escuela de cocina Amalthea, asegura que la idea de enseñar su técnica y sus platos surgió de la necesidad, la escasez de alimentos, el déficit nutricional de algunas comunidades y los altos costos de la proteína animal en el mercado, un problema que viven a diario las personas de bajos recursos.

 

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"Todo esto ayudó para mostrarle a la gente que una dieta sin carne, aparte de ser  saludable es muy rica y muy rentable ", dijo Pérez.

Además, estas nuevas prácticas culinarias se han convertido en una especie de atractivo  para las madres, pues no todos los días disponen de carne para repartir en sus comidas.

¿Qué es lo primero que enseña a preparar?

Uno de los más importantes y vitales es la transformación de la soya en la popularmente conocida leche de soya, aunque realmente es una bebida similar a la leche.

De este proceso se pueden sacar unos subproductos que pueden ser utilizados en la parte culinaria de una forma eficiente. Tras filtrar la bebida sale una harina que se puede transformar en croquetas, al mezclarla con salvado de trigo, sal, ajonjolí, entre otros, se pueden hacer unas arepitas muy nutritivas. Se cocinan a la plancha y listo. Con ellas pueden hacer hamburguesas, acompañar el arroz, y con eso aportan la proteína necesaria para su organismo.

 

¿Qué le recomienda a las madres que se preocupan por la alimentación de sus hijos?

Primero que no se desesperen, que entiendan que la alimentación saludable va de la mano con el amor, que hay animales que no necesitan la carne para ser fuertes, entonces que entiendan que con unos repollos, unas cebollas, espinacas y lechugas se puede hacer una ensalada fresca que aporta buena cantidad de nutrientes.

Además se pueden preparar cosas deliciosas para los niños, que alimentan y que no necesariamente tienen carne.

Hay que volver a lo natural, hay cosas que son saludables y se pueden volver agradables.

 

¿La sopa alimenta?

No hay que cocinar tanto los alimentos, hay que tratar de que queden duritos en el centro porque ese es el aporte de vida y de oxígeno que queda en ellos.

Mafalda dice que la sopa no alimenta y por eso no le gusta,  y estoy de acuerdo, la sopa aporta agua, grasa, fibra, carbohidratos pero es carente de vitaminas porque la mayoría de las vitaminas son termosensibles y con el calor se pierden.

Es mejor una porción de fruta diaria.

 

¿Qué no puede faltar en la alimentación?

El agua, y en casa se pueden hacer unas de panela aromatizadas  con limonaria, albahaca o hierbabuena. Estas plantas las pueden tener en su casa, o comprarlas pues no superan los 500 pesos por manojo y puede alcanzarles hasta 6 litros.

Así no se consume tanto dulce refinado, ni gaseosa que hace daño al cuerpo.

 

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Usted dice que hay que flambear o flamear los vegetales, ¿ podría explicarnos de qué se trata?

Es una técnica de cocción a fuego seco, especialmente de la cocina asiática, y con eso hacemos que el vegetal quede crocante y conserve sus propiedades internas, que conserve el oxígeno que nutre al organismo que llega a nuestra sangre. Eso hace de la comida, algo saludable.

 

¿Por qué no enseñar cocina criolla en las comunidades vulnerables?

Yo no puedo enseñar ese tipo de cocina porque tendría que pedir pescado, carne, pollo y se exceden los gastos. Así que "si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada", dice una canción, por lo tanto, yo les muestro lo que se necesita,  ellos deciden de acuerdo a los costos qué se compra y con esos ingredientes creamos nuestros platos.

 

¿Cuáles son esos ingredientes?

Granos, soya, leche para enseñarles a preparar el yogurt, porque en ocasiones la leche no es digerible para el ser humano, el yogurt sí y alimenta.

¿Cómo llega a estas poblaciones?

Trabajo en el Cedrum (Centro de Formación para el Desarrollo rural y Minero), y pues debo ir a los municipios, las veredas, las zonas vulnerables, al ver sus necesidades surgen las propuestas.

 

¿Por qué se inclinó por lo vegetariano?

Todo fluye, no hay que forzar nada, en la universidad entendí, luego de ir a varios mataderos que era algo inhumano.

Nosotros maltratamos a unos animales y cuidamos a otros. No es posible que lo enseñen a uno a amar a las gallinas y luego debamos comérnoslas.

Paul McCartney dice, que si los mataderos tuvieran paredes de cristal, la humanidad sería vegetariana.

Es que si no hubiesen vegetales , verduras o granos para comer, pues se apela por la carne, pero si hay de todo ¿por qué enfrascarnos en una sola comida?

*Por: Karina Judex Balaguera

Martha Mora

La chef es líder WorldSkills del Sena a nivel nacional en cocina.

“Para cocinar, hay que empezar a probar. El resto es el amor que se le ponga a la cocina”

El mundo de la gastronomía es un amplio eje para el cocinero porque se puede desenvolver de acuerdo a sus capacidades y al amor que le ponga. Sabores únicos de nuestra región, percibidos por un sinfín de personas, dan de qué hablar sobre la selecta cocina que nos caracteriza.

Martha Mora, hija de la región nortesantandereana, líder WorldSkills del Sena a nivel nacional en cocina y directora del programa de gastronomía en Norte de Santander, es una amante del arte de la cocina. 

Proveniente de La Garita, esta mujer estudió tecnología de alimentos, pero tiempo después se dio cuenta que se sentía más enfocada por el lado de la transformación de los alimentos que del proceso.

Luego de haber pasado un largo recorrido por diferentes restaurantes de la ciudad, su compañero de trabajo la motivó a tomar una aventura culinaria en Argentina, donde estudió licenciatura en docencia con énfasis en alimentos, dividiendo su tiempo en el estudio y un trabajo de cocina y pastelería.

Al regresar a Colombia, aún con los ánimos de aprender cada día más, realizó una especialización de cocina y gastronomía en la Universidad de los Andes, forjándose poco a poco profesionalmente.

Desde ese entonces, Martha le ha dedicado al Sena, 20 años de su vida, donde ha luchado por la gastronomía de la región. Hoy, ella forma y crea sentido de pertenencia por Norte de Santander en cada joven que pasa por su cocina.

 

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¿Cuál es el ingrediente que nos identifica como nortesantandereanos?

“Indiscutiblemente es el garbanzo. No hay en Colombia una persona que no haya comido un pastel de garbanzo y no se identifique con él. También el amor a la tierra”.

 

¿Qué elementos no faltan en su cocina?

“Disciplina, un buen cuchillo afilado, y amor a la profesión, al servicio y ganas de hacer cosas”.

 

¿Cómo van saliendo los cocineros que se están formando?

“Con amor a la tierra, con ganas de hacer cosas. Con el Sena empezamos a hacer investigación y se está apuntando a eso, a volver a recuperar las cocinas”.

 

¿Cómo ve el futuro de la cocina nortesantandereana?

Tenemos un gran empuje porque contamos con cocina tradicional. En una investigación que se hizo, dio como resultado que hay más de 300 clases de sopas, ¿dónde están? ¿por qué las sacamos de la comida diaria? Hay que buscar nuestro productos y volver a la tierra…”.

 

Un mensaje para los jóvenes…

“Lo que no se puede enseñar es la sazón. Es el amor, el resto es empezar a probar porque tenemos memoria de sabores. El amor a la tierra que se ponga, no tener miedo a cocinar y así no se querrán salir del gran mundo de la cocina”.

*Por: Johan Castillo

Felipe Cuadros

Este cucuteño dejó de ser cocinero para convertirse en empresario gastronómico. 

Hace quince años era un joven estudiante que desempacaba sus maletas en Bogotá, con el único propósito de continuar su formación profesional en el área del diseño industrial. Sin embargo, su instinto de supervivencia trajo consigo un particular interés por la cocina. No lo planeó, pero sí se dejó contagiar por el aroma, el sabor y la sazón del arte culinario. 

us planes se terminaron mezclando con su inquietud por la gastronomía, un tema que le causó tal fascinación, que llegó a convertirse en una opción de vida. 

Felipe Cuadros, un cucuteño que dejó de ser cocinero para convertirse en empresario, puso sus ideas en dos prometedores proyectos que involucran el emprendimiento gastronómico y la restauración. “Estamos en un mismo negocio, en dos etapas diferentes: ‘Umami Cocina Estudio’ es una empresa que presta asesoría en el montaje de restaurantes; en ella soy gerente y desarrollador de proyectos senior. Y la otra unidad de negocio es ‘Back- Bone’, con la que brindamos soporte a los restaurantes en los temas de inversión y acompañamos la buena gestión administrativa”. 

Actualmente, ‘Back-Bone’ está gestionando la llegada a Bogotá del restaurante Osaka, una franquicia peruana de comida nikkei (una milenaria fusión de la cocina peruana con la cocina japonesa). Hasta hoy no solo ha garantizado la buena inversión de sus clientes sino el éxito de las empresas que están bajo su constante asesoría. 

 

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Y su gusto por la gastronomía…

Se formó como cocinero en Bogotá, donde su perspectiva sobre la gastronomía cambió totalmente para convertirse en una pasión constante de aprendizaje, crecimiento y emprendimiento. De Cúcuta, en términos culinarios, recuerda esos sabores típicos que conservan las familias y que por tradición parecen transmitirse de generación en generación. “Tenemos una alta influencia de Venezuela, es decir, en costumbres, ingredientes y sabores, que es algo muy parecido a lo que sucede con los rasgos culturales que caracterizan a los cucuteños. De esa misma forma sucede con la gastronomía”.  

Sin embargo, su experiencia en el sector le ha dado los argumentos necesarios para decir que en Norte de Santander se ha desaprovechado la riqueza gastronómica que existe y que permitiría hacer propuestas representativas para la región. Los cucuteños, en su criterio, aún no han dimensionado el valor de la sazón, el sabor y los ingredientes que tienen a su alcance y que les permitiría transcender con una propuesta de turismo gastronómico  que capte la atención de los visitantes.

“Lo único que conocemos es el mute y los pasteles, que sin duda alguna son majestuosos, pero que difícilmente se pueden llevar a las altas cocinas. Le apostaría a las hayacas, a las que hemos adoptado como propias aunque sean un producto venezolano. Las hayacas podrían funcionar como parte del concepto de un restaurante. Soy más de conceptos que de platos, el restaurante se llamaría ‘Tamal’ y  tendría 50 “tamales” de todo el mundo”.

Para Felipe Cuadros, aunque la gastronomía típica cucuteña ha creado espacios en Bogotá, con restaurantes como ‘Avenida Cero’, aún falta fomentar el rescate de las auténticas recetas que se han perdido con el tiempo.
 

*Por: Mónica Melgarejo 

Andrés Ramírez

El barista y coctelero cucuteño piensa que el café es una bebida que conecta con la historia de los colombianos. 

El cucuteño Andrés Ramírez es un artista de nacimiento. Desde pequeño aprendió que sus manos son la mejor herramienta de expresión por lo que ama dibujar y siente afinidad con la escultura y el diseño. Con ellas también deleita paladares a través de la preparación de ricos cocteles y cafés.

Se formó en coctelería en el Sena y pronto se le abrieron las puertas en diferentes bares de la ciudad como el Malabar Lounge y el Nahia Gastro Bar. Luego comenzó a trabajar en la panadería Toffee, en donde descubrió su pasión también por el barismo. “Allí trabajé como operario en control de calidad y una vez por semana me rotaba para hacer las veces de barista en cada una de sus sucursales”, recuerda el joven, de 22 años.

Luego de estas tres experiencias laborales decidió dar el gran paso de mudarse a Bogotá. “Ya tengo un año cumplido en la capital y he disfrutado todos los conocimientos que he aprendido, sobretodo con relación al servicio al cliente”, asegura el chico que comenzó una especialización en barismo en el famoso barrio bogotano La Candelaria.

Actualmente trabaja en una reconocida franquicia bogotana de hamburguesas como barista y barman. Andrés aprendió que lo más importante de un local de comida y bebidas es el servicio. “Nosotros somos el último eslabón de un encuentro, de una experiencia gastronómica, porque tú no solamente vas con tu familia o con los amigos a un restaurante a comer e irte,  es vivir un momento feliz. Creo que ese sentido familiar de tratar al cliente como un amigo es lo mejor de ser barista y barman”.  

 

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¿Hay posibilidades en Bogotá para gente del interior del país?

Si, muchas.  La gente tiene que entender que a pesar de tener las facilidades en la ciudad de donde son, tienen que abrirse espacio porque Bogotá es una ciudad que tiene de todo. No solo se aprende en la casa o en un instituto, también se aprende en la calle y en Bogotá tienes mucho que aprender en barismo y coctelería.

 

¿Qué traería de Cúcuta a Bogotá?

Algo que aprendí en Cúcuta es ser humilde. Puedes llegar acá, arrancar y elevarte, pero nunca olvidar de dónde eres ni en dónde empezaste.

 

¿La coctelería o el barismo?

(Risas) Amo estos dos oficios.

Tus consejos que quieren estudiar barismo son...

El barismo es un estilo de vida. Mi consejo es que tengan ganas de aprender porque es un arte que cualquiera puede aprender. Aunque no sepan arte latte o mucho sobre granos, uno siempre logra especializarse en alguna preparación.

 

¿Has hecho cocteles con café?

Si. Me piden combinaciones a base de café con un toque mínimo de alcohol. A le gente les gusta porque se despiertan un poco más. Es lo que necesita mucho la gente que vive en Bogotá porque esta ciudad no se detiene.

 

¿Cuál es la bebida que describe tu sello personal?

Me encanta el espresso cubano doble es una extracción doble (puede ser simple también) por medio de un portafiltro doble y en la misma extracción donde vierto el café molido, agrego azúcar granulada, la aprisiono y hago la extracción directamente combinado. Es un café fuerte, con cuerpo.

 

¿Dónde se sirve el mejor café de Cúcuta?

Donde tú quieras, según cómo lo pidas porque siempre debe haber comunicación entre el cliente y la persona que lo elabora.

 

¿Qué significa el café en la cultura colombiana?

Más que una costumbre de tomarlo en la mañana, el café es una bebida que se conecta con nuestra historia como colombianos.

 

¿Qué recomendaciones ofreces para los consumidores de café?

Que abran su mente y paladar para probar distintos sabores siempre, no es sólo sabor amargo, a quemado o a tostado. Algo que aprendí estudiando barismo es que ese grano tiene muchas cosas de nuestra tierra: aroma, sabores, sensaciones y es algo que, cuando uno abre sus sentidos, uno dice ¡wow!.

 

¿Qué le aconsejas a las personas a la hora de comprar café para preparar en casa?

Lamentablemente en un supermercado colombiano no se encuentra el mismo café que en uno en el exterior. Allá se encuentra el grano de café de todas las paridades que tú quieras.  Acá te dan opción de marca y precios, sin embargo en Colombia hay un interés creciente sobre dónde comprar un buen grano. Mi consejo es que compren café independiente, de producción regional. Que lo pidan en granos y se lo muelan frente a sus ojos. Eso lo consigues en en cafeterías que tienen sus propias tienditas de café.

 

*Por: Alicia Pepe

*Fotos: Alicia Pepe

 

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