Insectos, una solución para la alimentación mundial
A nadie le gusta que le caiga una mosca en la sopa, pero el alto contenido en proteínas y los valores nutricionales de los insectos en el contexto de una población creciente y con necesidades alimenticias al alza los sitúan, cada vez más, en la mesa y en el debate sobre la alimentación del futuro.
El reglamento sobre “Nuevos alimentos” aprobado el pasado noviembre en la Unión Europea apunta que los insectos ya se consumen “ampliamente” en todo el mundo y que están incluidos en la definición de nuevo alimento como “ingredientes alimentarios obtenidos a partir de animales”, al igual que algunas partes como patas, alas o cabeza.
Desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) señalan que una de las novedades de este reglamento, de aplicación a partir del 1 de enero de 2018, es un procedimiento de autorización para alimentos tradicionales de un país tercero, que se basará en el historial del uso alimentario seguro en ese país durante al menos 25 años.
La Aecosan entiende que “es posible” que algún operador alimentario utilice este procedimiento, dado que “los insectos ya se consumen en algunos países del mundo”.
Mientras, la FAO hace ya casi tres años que publicó su informe “Insectos comestibles: perspectivas de futuro para la seguridad alimentaria y alimentación para el ganado” en el que se valoraba el potencial alimentario “como fuente importante y fácilmente accesible de alimentos nutritivos y ricos en proteínas”.
Aunque su consumo puede resultar algo exótico en el mundo occidental, en muchos países asiáticos es bastante habitual. Los más consumidos son algunas especies de saltamontes, hormigas o gusanos y, en función de la especie, su sabor y textura puede ser muy variado. Además, según datos del Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), complementan la dieta de aproximadamente 2.000 millones de personas.
*Por: EFE