La empresaria cucuteña dirige el restaurante Puro Café. Su especialidad son las paellas.
Personajes
Alenda
Orozco
Apasionada por lo que hace, esta cucuteña encontró en la cocina el motor de su vida. Desde pequeña le gustaba la gastronomía y aprendió en los fogones a ensayo y error. Es administradora de empresas pero ejerce como chef.
Estudió administración en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) y mientras ejercía su carrera empezó a dedicarle su tiempo libre a la cocina. Vivió en España 5 años, país en el cual descubrió la cocina mediterránea y los secretos para preparar paella.
Cuando regresó a Cúcuta en el 2010, empezó a preparar paellas entre su círculo de amigos, luego se dio a conocer al preparar este tradicional platillo ibérico en pequeños eventos familiares y corporativos. “La paella fue el plato que me catapultó, por el cual me di a conocer” recuerda esta cucuteña, de 38 años.
Recuerda que dividía su tiempo entre el trabajo y su pasión por la cocina. “Cocinaba después de llegar de trabajar en la noche y a veces debía quedarme hasta la madrugada, algunas veces dormía solo 2 o 3 horas”.
“Un día tenía muchas paellas por entregar y a la vez muchas cosas pendientes en la oficina. Me desperté y simplemente no fui capaz de moverme del cansancio. En ese momento supe que tenía que fijar posición sobre su futuro profesional”, rememora.
Así fue que decidió renunciar a su trabajo como administradora de empresas para emprender su propio proyecto: Puro Café. Aunque su mamá temblaba de los de nervios por lo difícil que es iniciar un negocio con poca inversión, Alenda invirtió sus ahorros: 5 millones de pesos.
‘Puro’ lleva dos años abierto en el Centro Comercial Bolívar y Alenda está muy orgullosa de lo que se ha transformado su idea empresarial. “Empecé en un área chiquita, ese mueble me servía para guardar mis cosas de cocina” recuerda, señalando los gabinetes de madera que están ubicados en el rincón del local.
El restaurante sigue siendo acogedor y discreto: tiene capacidad para unas 22 personas. En el local de al lado instaló su cocina, que conecta con el restaurante por medio de unas ventanas. Desde esa cocina atiende a los comensales del restaurante y a los individuos y empresas que contratan sus servicios de catering.
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¿Cómo fue la transición de la oficina a la cocina?
Fue difícil, pasé de ser una mujer de negocios (empleada) que siempre estaba arreglada y entaconada, a meterme a sartenear, a oler a grasa; me entregué totalmente a mi trabajo, dejé de salir y hasta me subí de peso.
¿Se arrepiente del cambio?
No. Para nada. Es una oportunidad que me da la vida de hacer lo que me gusta y además, la satisfacción de que a los clientes les guste también.
En cuanto a las obligaciones ¿más responsabilidades?
Tengo excelente un equipo que me acompaña en la atención del local y en la preparación de los platos y acá yo soy ‘todera’. Reviso listas de inventario, llamo a proveedores, hago pagos en bancos, las compras de los productos en los supermercados. En el restaurante, salgo y recibo a mis clientes, soy la chef encargada y cierro caja.
¿Y cómo le va en eso de ser jefe?
Trato de que sea más bien un equipo. Yo formé mi negocio como tal, pero capacité a mis colaboradores, los enseñé a comprar los alimentos, a como servirlos y cómo atender al cliente.
¿En qué cree que favoreció su título de administradora de empresas en la creación de su proyecto?
Más que por mis estudios, yo me formé con empresa. Con mi papá ‘el gordo Iván’ como lo conocían en la ciudad, aprendí sobre cómo hacer compras, sobre administración y manejo de personal, relaciones públicas, servicio al cliente y muchas otras cosas.
¿Qué más aprendió de su papá?
En su taberna aprendí muchas cosas del negocio. Yo acompañaba a mi papá a todos lados y me formé detrás de la barra. A mí me encanta servir trago, servir hielo, poner aceitunas, me encanta hablar con el cliente. Me apasiona la música, yo soy bohemia. Además, muy nocturna.
¿Por qué escogió este punto para el restaurante?
Antes del restaurante, durante 1 año, tuvimos una cafetería con mi hermano, después mi hermano decidió dedicarse a la taberna (el negocio de mi papá) y yo me quedé con el local.
¿Cómo definiría la especialidad de su restaurante?
Es una mezcla entre platos mediterráneos con un realce de sabores y elaboraciones colombianas. En la carta hay ensaladas, platos de mar, pastas y carnes.
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¿Por qué combinar los sabores mediterráneos con nuestra gastronomía?
Hay que tener en cuenta que Colombia tiene unos sabores muy lindos, que merecen ser rescatados y que pueden ser combinados con preparaciones mediterráneas y hacerlos más complejos. Por ejemplo, en la carta ofrecemos unos langostinos 'Puro' preparados en reducción de jerez (aquí la parte española), en hogao y sellados al ajillo.
Un ingrediente que rescate de nuestra región…
El cilantro y el cimarrón, porque le dan un sabor delicioso a los caldos, o los quesos de hoja, que se pueden combinar perfectamente con unas papas con ajillo, por ejemplo.
¿Cuál es la experiencia que busca ofrecer a los cucuteños?
La experiencia en ‘Puro’ es comida rica en un ambiente íntimo. Nuestras preparaciones son elaboración casera y eso se nota en los sabores, además hechos para cada uno. Tenemos una carta, pero me gusta ajustarme a los gustos de cada cliente, son platos en su presentación sencillos, sin pretensiones, pero que el comensal los recuerda.
¿Cómo son los comensales cucuteños?
Puedo hablar de los que vienen aquí o de los que atiendo en los eventos. Hay de todo un poco, pero en general los clientes cucuteños se dejan consentir. Si no saben qué quieren pedir, se dejan aconsejar y algunos se arriesgan a probar combinaciones interesantes en el menú.
¿Qué tan valioso considera que es el servicio al cliente en un negocio gastronómico?
En cualquier negocio es muy importante. Pero en un espacio gastronómico todavía más. En mi caso, yo salgo a saludar a mis clientes, me presento si no me conocen y los asesoro si ellos quieren. Hay que buscar que el cliente se sienta atendido como en casa.
¿Es ‘Puro’ su sueño cumplido?
Yo monté un café, donde uno puede tardear para tomarse un sánduchito, un cafecito, un pedazo de torta, pero al mismo tiempo puede encontrar una pasta o una ensalada, es decir, platos con mayor elaboración. Los mismos clientes me fueron pidiendo otras cosas, entonces empecé a preparar platos más de restaurante, y ahora ‘Puro’ es un café-restaurante del que me siento orgullosa.
*Por: Heidy Espinosa
Fotos: Rodrigo Sandoval