El chef español vive desde hace 10 años en Cúcuta. Su especialidad son los arroces.
Personajes
Adolfo
Miró
El español Adolfo Miró llegó a Cúcuta hace un poco más de 10 años a Cúcuta. El primer plato colombiano que probó fue el ajiaco. "Me enamoré del sabor, a pesar de que en verano no tomamos sopas en España por el calor, acá me acostumbré", recuerda el cocinero, nacido en La Coruña.
El amor por una colombiana lo trajo a la ciudad. Felizmente casado y con un hijo, Miró se desempeña como empresario y como chef, luego de formarse profesionalmente en la escuela de gastronomía Amalthea.
"Siempre me gustó cocinar. Mi mamá era enfermera y a mí me tocaba, en ocasiones, preparar el almuerzo o la cena a mis hermanos", rememora Adolfo, quien además ejerce funciones como docente culinario.
En la actualidad, trabaja en un proyecto de loncheras saludables para guarderías de la región. "Estamos trabajando en la creación mensual de un menú, de la mano de un nutricionista, que abarque los requerimientos calóricos de niños entre dos y cinco años. El servicio sería contratado por los padres y nosotros nos encargamos de elaborarlo y distribuirlo en los centros de educación y cuidado", cuenta.
Mientras sigue trabajando en la materialización de este proyecto, Miró ofrece 4 claves para lograr que la gastronomía colombiana pueda igualarse a la cocina española, culinaria con amplio reconocimiento mundial.
1. Enseñar gastronomía a los niños
La gastronomía en España se trabaja muy diferente que acá en Colombia, comenzando con los pinchos. (refiriéndose a una pequeña rebanada de pan sobre la que se coloca una pequeña porción de comida). Allá nos enseñan desde niños a degustar pinchos y probarlos todos: con anchoas, aceitunas, caviar, etc. Acá podríamos, por ejemplo, hacer pinchos de ajiaco para que los niños se familiaricen con los sabores.
Hay que enseñar a los niños a comer sano, a utilizar los productos de la región (en este caso de Norte de Santander), e impartirles clases de agricultura en las escuelas, porque desde la base podemos fomentar una cultura gastronómica en el país.
2. Pasión para estudiar cocina
Los estudiantes de cocina deben ser apasionados, tener espíritu y ganas de aprender. A mis compañeros de clases siempre les aconsejaba que vieran canales de cocina, que leyeran sobre alimentos y preparaciones, para que así pudieran idear una receta propia, partiendo de una receta común. En la cocina, al igual que en cualquier otra carrera, hay que evolucionar.
3. Apertura a nuevos productos y técnicas
Tanto los que están dentro de la industria gastronómica, como los comensales, deben darse la oportunidad de conocer y probar productos extranjeros. En una presentación de cocina española que tuve en la escuela, traje jamón serrano, caviar y otros productos, para que mis compañeros los probaran. Es una ilusión muy grata para mí poder enseñar un poco de dónde vengo.
De forma general, creo que sí hemos evolucionado en Cúcuta de dos años para acá en tema culinario, parte gracias a la llegada de venezolanos que comenzaron a abrir nuevos establecimientos.
Aún así, veo que muchos restaurantes tienen un problema, que es meter muchos platos en una carta. No se trata de tener 60 platos, porque el gasto es mayor en bodega, debido a que no todos los platos salen y la calidad de los productos se empobrece, porque no es igual usar un tomate que lleva cuatro días en la nevera a otro que lleva ocho.
Yo sugeriría tener 4 platos estrellas y, como mucho, 10 más. Así le rendirá más el dinero.
4. Rigurosidad en los permisos sanitarios
Cuando se trata de comida, no se debe permitir a los locales, por más pequeños que sean, trabajar sin licencia de manipulación de alimentos. Así nos evitaríamos que se propaguen problemas gastrointestinales entre los consumidores.
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Periodista. Escribir, viajar y escuchar música, placeres que mueven mi mundo.