La historia de emprendimiento detrás de D' Chic
Muchos obstáculos enfrentó Carlos Alberto Martínez cuando decidió formar empresa a través del reempacado de pasabocas o snacks, a mediados del 2009, cuando finalizaba sus estudios en ingeniería agrónoma. El primero de ellos provino de su propia familia, que no creía en la prosperidad del naciente negocio.
De las tantas puertas que tocó el cucteño para buscar financiamiento, la respuesta se resumía a un simple ‘No’. Pero fue la confianza puesta en su idea y la constancia de seguir tocando más puertas, lo que lo animaron a continuar con su emprendimiento.
Dentro de su hogar, él veía lo que otros no. Su papá era bueno en la preparación de productos y su mamá, muy rápida en los empacados. Él quería formalizar la labor que desde niño había realizado y con la que se pagó sus estudios de bachillerato y universidad: la venta al detal de pasabocas.
Así, puso manos a la obra y empezó a comprar al mayor productos de otras marcas para reempacarlos. Cuatro meses después, uno de sus hermanos se unió al negocio y juntos aumentaron la producción.
"No quería ser empleado, tampoco cumplir horarios, porque toda mi vida había trabajado como independiente. Mi único objetivo era convertirme en un empresario y seguir ayudando a mi familia", recordó Carlos Alberto.
Carlos Alberto Martínez es el gerente general de D' Chic (Foto: Mario Caicedo)
Así arrancó la primera línea de productos que distribuían en abastos, casetas y mercados, constaba de chicharrones, papas fritas, platanitos, maníes y habas, con un empaque transparente y el nombre de D’ Chic, un perro risueño y con gorro de cocinero.
Próspero presente
Actualmente, esa mascota sigue figurando en la etiqueta naranja de D’ Chic, que se ha transformado en una de las marcas cucuteñas de pasabocas más consumidas en Cúcuta, El Zulia, Los Patios y Villa del Rosario.
“Hoy toda mi familia está involucrada en el negocio. Cada integrante ocupa un cargo dentro de la empresa. Además, hay más de 30 familias que también se benefician de D’ Chic”, contó este emprendedor, de 37 años.
Tres líneas de productos, divididas en snack, frutos secos y reempacados, forman parte de la cartera de esta empresa cucuteña. De ahí se desprenden 39 productos, que van desde diferentes presentaciones de maníes, hasta arándanos y uvas pasas.
Los productos D’ Chic cuentan con registro Invima y la empresa está afiliada a la Cámara de Comercio de Norte de Santander. “Hace unos años me involucré con uno de los programas de emprendimiento de la Cámara. Ellos me ayudaron a sacar costos, a organizar la empresa como tal, a cómo llevar registro de compra y venta, a gerenciar y a delegar funciones”, contó Carlos Alberto.
Su marca dice presente en ferias y festivales de la ciudad. (Foto: Mario Caicedo)
Con el acompañamiento de este organismo público, el cucuteño ha podido expandir su negocio. “Nuestra filosofía de trabajo se basa en brindar un producto de calidad, fresco y que guste en la mayor cantidad de establecimientos posibles, entre supermercados, peluquerías, tiendas, cafeterías, gimnasios, restaurantes, etc.
A la futura generación de emprendedores, Martínez brinda sus consejos: “Tienen que ser constantes y perseverantes, porque van a escuchar la palabra 'No' infinitas veces, pero tienen que superarlo y creer en su idea”.
El éxito de su marca se lo debe precisamente a todos esos noes, pues le sirvieron “para agarrar berraquera y salir adelante. Demostrar que sí puedo. ¡Hay que insistir, insistir e insistir!”, afirmó el empresario.
Origen del nombre
Originalmente, Alberto había elegido ‘Pasabocas Chic’ para llamar su empresa, pero esta ya estaba registrada en Industria y Comercio. Decidió entonces agregar el apóstrofe y la letra D para conseguir que fuera fácil de pronunciar y de recordar.
Y para la mascota que funge como logo de su marca, Alberto se inspiró en el oso con cachucha que empleaba ‘Papas Margarita’ en su empaque. “Siempre me gustó ese logo y como yo amo a los perros, lo fusioné”, explicó el cucuteño.
Planes para el 2018
El personal de D’ Chic trabaja en un refrescamiento de marca e innovación en el empaque. “Queremos hacerlo membreteado, porque hay mucho tabú sobre los productos empacados en bolsa transparente; la gente dicen que lo soplan y que propagan enfermedades”, contó Alberto, negando que todas estas creencias sean ciertas.
“Nuestros empleados cuentan con cursos certificados en manipulación de alimentos y constantemente tenemos la supervisión del Invima, por eso garantizamos la calidad de todo lo que producimos y empacamos”.
Periodista. Escribir, viajar y escuchar música, placeres que mueven mi mundo.