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El barismo y el maravilloso arte del café
Según el portal de gastronomía Cocina y Vino, el barismo se abre paso como una tendencia que gana terreno en todo el mundo, gracias a que gira en torno a una de las bebidas que más pasiones genera: el café.
Conocedores a fondo de este amado rubro manejan a cabalidad muchos métodos, técnicas y conocimientos generales del oscuro elixir. Un buen barista es capaz de trabajar la materia prima a la perfección para obtener grandes resultados.
(Foto: Cocina y Vino)
El término y su origen
La palabra que refiere a la práctica de esta profesión proviene de una de las principales naciones promotoras del café como se le conoce hoy en día: Italia. En primera instancia, este vocablo se utilizó para hacer contraposición a la palabra bartender. De tal manera que su concepción inicial era para hablar de cualquier persona encargada de una barra y responsable de hacer bebidas.
Sin embargo, con el tiempo diferentes elementos culturales llevaron a que se usara únicamente para los encargados de preparar café y sus diferentes versiones. Actualmente, hablar de un barista es hablar de un especialista en ese brebaje tan especial y querido en cada rincón del planeta. Se usa para quienes, a partir de este insumo, elaboran una gran cantidad de derivados, sean tradicionales o innovadores.
Quien ostente dicha distinción debe estar empapado de una gran experiencia, tanto teórica como práctica, en esta área. Es necesario conocer el rubro desde sus orígenes históricos, así como sus variedades y los procesos de tratamiento del grano. Además, es requisito vital estar al tanto de las distintas maneras de preparar una buena taza: desde el tradicional espresso, hasta otras técnicas, como el sifón, aeropress, chemex, prensa francesa, la popular greca y más.
El aroma de la experiencia
Adentrarse en un curso de barismo, es una experiencia gratificante y esclarecedora. En primer lugar, se debe conocer el recorrido histórico del protagonista: informarse sobre su trayectoria desde su lugar de génesis, Etiopía, hasta nuestros días, ayuda a entender su evolución.
Asimismo, representa una gran oportunidad para aprender más de los calientes e infaltables sorbos cotidianos, bien porque es una profesión que nos atrae o, simplemente, porque sentimos fascinación por el tema. Además, en la práctica, se genera la oportunidad de degustar una variedad de tazas preparadas por el mismo participante, y disfrutar de la particularidad de cada técnica.
Desde las proporciones exactas, el uso correcto de las máquinas y utensilios, hasta los protocolos necesarios y las medidas de higiene son parte de esta área. Poco a poco se dan los pasos para desterrar errores tradicionales que impiden alcanzar el café perfecto, partiendo de dos versiones sumamente sencillas pero primordiales para cualquier paladar: el espresso y el capuccino.
Una buena taza es todo el arte
Por supuesto, ser barista tiene muchas aristas que el aprendiz irá desenmarañando mientras avanza. El objetivo es alcanzar la perfección para poder sacar el máximo provecho a las propiedades organolépticas de la bebida. Incluso se puede llegar a ser un artista de la espuma con el vistoso arte latte, que genera diversas figuras con el uso de la leche.