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Cinco mitos sobre la carne de cerdo

La carne de cerdo está rodeada de falsos mitos que no le hacen justicia. Que si engorda mucho, que si es una carne de segunda, que si siempre queda seca... la verdad es que la carne de cerdo no es Satán. Es sabrosa, puede ser magra y es muy versátil. Le desmentimos cinco grandes mitos sobre la carne de cerdo.

Mito #1: Es una carne muy grasa (y eso es malo)

Falso. Es cierto que determinados cortes del cerdo son grasos –como por ejemplo la papada– pero otros cortes son extremadamente magros. En declaraciones a la revistaTime, la dietista Kate Patton de la Cleveland Clinic’s Heart and Vascular Institute afirma que “el solomillo de cerdo es tan magro como la pechuga de pollo”. Incluso, uno podría decir que es mucho más sabroso.

Así, un cerdo ofrece un abanico de cortes que van de lo más light a lo más heavy, circunstancia bastante óptima ya que, como todo en la vida, la ingesta equilibrada de grasas no es mala para la salud.

Alan Levinovitz, en su libro La mentira del gluten y otros mitos acerca de la alimentación, va más allá y escribe: “En el British Medical Journal de octubre de 2013, el cardiólogo Aseem Malhotra estableció firmemente que los médicos deberían dejar de relacionar la enfermedad cardiovascular con las dietas bajas en grasa animal”.

Ojo, eso no quiere decir que haya grasa en nuestro plato todos los días. Hay que comer de todo, pero con mesura.

Mito #2: La papada (y otros cortes) son 'de pobre'

Esta afirmación tiene tanto de incierto como de clasista e imprecisa.

La papada, sin ir más lejos, está cada vez más reivindicada. Su textura y sabor la hacen ideal en preparaciones asiáticas –puede ser el mejor relleno para un bao, uno de esos panecillos blandurrios tan de moda–; cocinada a baja temperatura, marcada luego con un buen golpe de calor y con salsa agriducle, es una locura blanda y crujiente digna de restaurante serio. 

Unos taquitos de papada salteados con unas legumbres, o en una carbonara, cambian por completo el sabor del plato y le dan alegría.

Otros cortes como el secreto, la pluma o el lagarto han pasado de la cocina humilde a la alta gastronomía, y no es para menos: son jugosos y asequibles.

Mito #3: Si no la comes bien cocida, puedes encontrarle algo…

Hace unos decenios, cuando las cadenas de frío eran más parecidas a una serie de eslabones inconexos en la arena del desierto, era cierto que la carne de cerdo –y la mayoría de productos alimentarios de origen animal– no gozaban de las mismas garantías sanitarias que hoy en día.

Pero de un tiempo a esta parte, las cadena de frío se han perfeccionado y –aunque siempre existe la remota posibilidad– es muy complicado que consumas un trozo de carne de cerdo –u otro animal– en mal estado de conservación.

Mito #4: …y si la cocinas demasiado, queda seca

Sí, desde luego. Si cocinas algo a una temperatura exagerada y demasiado tiempo obtendrás una perfecta suela de zapato. Pero si aplicas el sentido común puedes cocinar carne de cerdo de forma segura y que te quede jugosa –incluso las partes más magras– .

La temperatura de cocción de la carne de cerdo está entre 71ºC y 72ºC. Si te apetece cocinar una pieza grande, como un solomillo entero, sólo necesitas un termómetro de cocina con sonda.

Mito #5: No tiene muchas posibilidades

A la sal, adobado, en molletes, en arroz, guisado y deshilachado, en fideos orientales, relleno de fruta… estas son algunas de múltiples opciones de cocinar cerdo. Si sigues creyendo que no tiene muchas posibilidades, escribe 'cerdo' en el buscador de recetas.

*Por: Portal El Comidista /ElPaís.es 

14 Julio, 2016

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