Chef es nominado al Premio Nobel de la Paz
Que un chef de la categoría de José Andrés, que posee cerca de 30 restaurantes en Estados Unidos, reciba una o varias Estrellas Michelín es algo que se enmarca dentro de lo posible. Pero que ese mismo cocinero sea propuesto como candidato al Nobel de la Paz 2019 puede parecer, a simple vista, una excentricidad si no fuera porque José Andrés es alguien especial cuya labora trasciende más allá de los cuatro fogones.
Y es que el carácter afable del chef asturiano, azote de Donald Trumo por otro lado, y su inconmensurable espíritu solidario han hecho posibles que sucedan a través de World Central Kitchen, la organización que creó en 2010 tras el terrible terremoto en Haití, un sinfín de pequeñas grandes historias que respaldan su candidatura, presentada por el congresista demócrata John Delaney según recoge The Washington Post, y su prestigio a nivel mundial.
No en vano, José Andrés ha sido nombrado por segunda vez como una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time por sus aportaciones gastronómicas, pero también por esa vertiente filantrópica que ahora le permite optar al Nobel.
“José Andrés es un héroe cuya grandeza trasciende la excelencia culinaria. Sus esfuerzos para ayudar en lugares afectados por desastres naturales como Haití y Puerto Rico han tenido efectos profundos y duraderos. Al proporcionar comidas a personas en situaciones desesperadas, no solo combate el hambre, sino que ofrece esperanza para el futuro”, asegura la revista Time, que profundiza en las razones de su inclusión en la lista.
“Más allá de alimentar a millones de necesitados, José Andrés empodera a las personas y cambia su vidas a través de los alimentos al inaugurar escuelas culinarias y construir cocinas escolares que fomentan oportunidades y rompen barreras socioeconómicas. Es un ser humano excepcional, generoso y compasivo. Su espíritu filantrópico contagioso nos recuerda a todos que, sin importar su oficio o pasión, nuestra misión más noble como seres humanos es fomentar desinteresadamente la esperanza”, concluye.